En la calma habita el huracán.
Progresión caleidoscópica, fractal.
Dentro de la tormenta, la calma y dentro de la calma, otras tormentas.
Así el viaje en el misterio.
Meditar es sagrado.
Es la calma entre la tormenta.
La contracción para luego expandir al igual que el corazón en su irradiación.
La conciencia crística se prepara en su intimidad para arder siempre más.
Del calor más profundo dentro de las brasas surgen las llamas.
Cuando estas cesan, la brasa las contiene y basta un leve soplo para avivarlas.