La pobreza de espíritu es servil consumidora de materia.
El débil dominio interior fortalece al posesivo de lo externo.
La poca libertad del Alma, en su naturaleza de Amor,
es fijación del apEgo por sostener realidades
dónde el temor es quien gobierna.
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«Mientras menos tengo, más soy.»
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Nuestras armaduras
— alma dura —
evidencia nuestra distracción y falta de sentido.
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La humanidad
teme profundamente pillarse desnuda ante su situación,
pues al Ego, quien gobierna aún la situación en nuestros Mundos,
le significaría una gran humillación.
Una insoportable sensación de fracaso
dentro de sus ilusiones de competencia.
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Siempre es buen momento para sincerarnos.
Y eso es dentro de nuestro personal fuero interno.
Nadie podrá mover ningún centímetro
nuestra voluntad en dirección a la Libertad.
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Todo paso hacia ella debe ser dado … en Libertad Total.
No es posible la Libertad sin consciencia,
pues ante todo es eso,
una sintonía de consciencia.
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De nada servirá, como sucede bastante,
ostentar las condiciones externas ideales,
si dentro vamos esclavos de nuestros pesados condicionamientos,
sometidos por nuestros hábitos físicos, emocionales y mentales.
Pero vamos encaprichados.
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Nuestro ego, dolido y reactivo de sus frustraciones,
suele ir a extraviarse en mero libertinaje,
pues se ante pone como modelo de realidad
al demandar los derechos de su tan propia como sesgada versión
surgidas dentro de las jaulas perceptuales del mundo.
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Es lo que conoce y bien sintetizó Aquél…
«perdónalos porque no saben lo que hacen.»
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La Libertad es Consciencia.
Es la dedicada atención para con la naturaleza existencial
de donde la Libertad es natural.
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La Libertad es Respuesta.
Es sintonía fina con el flujo que promueve la Totalidad,
con su particular inteligencia.
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En sus efectos es sincrónica,
desatada de cualquier arbitrariedad y condición mental
que le pueda someter a norma.
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El ego, en su ceguera,
reclamará su libertad en donde cree tiene origen su sometimiento,
ignorando que en si es sometimiento.
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[continá en comentarios]
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