Cuando haya desorientación, inconexión, busca la naturaleza.
Ella no escapa del plan divino.
Léela como la justa presencia que nos bendice en toda su extensión.
Regálale tu silencio, ella se ocupará de acercar su voz
y seguro tendrá algo para decirte.
Cuando el camino se ensombrece, haz una pausa.
Ya ha de venir el Sol y es mejor caminar bajo la luz
que aventurarse en la oscuridad.
Ahí es precisa la actitud propuesta por el Arcano del Tarot,
el Ermitaño, que lleva en su calma la luz,
el fuego para aplacar el frío de la confusión que vemos en lo exterior.