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«Un ser humano, cualquier ser humano, merece cuanto les toca en suerte a los seres humanos: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actúe como Guerrero. Si su Espíritu está deformado, simplemente debe arreglarlo, depurándolo y perfeccionándolo, porque no hay en la vida una tarea más digna de emprenderse. No arreglar el Espíritu es buscar la Muerte, y eso es igual que no buscar nada, porque la Muerte va a alcanzarnos de todos modos. Buscar la perfección del Espíritu del Guerrero es la única tarea digna de nuestra transitoriedad y de nuestra condición humana.»
— Don Juan Matus, Sabiduría Tolteca
 

Ser energético

«La mayor falla de los seres humanos es mantenerse adheridos al inventario de la razón. La razón no trata al ser humano como energía. La razón trata con instrumentos que crean energía, pero jamás se le ha ocurrido seriamente a la razón que somos mejores aún que los instrumentos: somos organismos que crean energía. Somos burbujas de energía.»
«Cuando un Guerrero aprende a Ver, ve que un ser humano, ya sea mendigo o rey, es un huevo luminoso, y no hay manera de cambiar nada. O mejor dicho, ¿qué podría cambiarse en ese huevo luminoso? ¿Qué?.»
— Don Juan Matus, Sabiduría Tolteca

Acecho

El Arte de Acechar: Siete principios y tres preceptos

«El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero sólo entra en batalla cuando sabe todo lo que puede acerca del campo de lucha.

Eliminar todo lo innecesario es el segundo principio del arte de acechar. Un guerrero no complica las cosas. Busca la sencillez.

Aplica toda su concentración para decidir si entra o no en batalla, porque en cada batalla se juega la vida. Éste es el tercer principio del arte de acechar. Un guerrero debe estar dispuesto y preparado para realizar su última parada aquí y ahora. Pero no sin orden ni concierto.

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