Así el tránsito, efímero, como el vaho en la fría mañana
que luego repunta el sol y seca el habla.
Sólo un lapso en su transcurrir finito,
en la proyección de efímeros encantos,
la vida se despliega en su infinito canto.
Los momentos se preceden haciendo valer el gran instante
en que es posible sincronizar lo Uno con el Todo.
Sutil temporalidad contenedora,
fugaz percepción de efímeras presencias.