viaje sin igual

salto al infinito

Me entrego entero a la experiencia
… cuando la tristeza me consume
… cuando la alegría me deja volar
comprendiendo que toda condición es parte de este viaje espiritual.

Así la vida nos enseña, nos enrostra la necesidad del cambio.
Todo muta en ciclos vertiginosos, caleidoscópicos
y la fuerza, la entereza, es cosa que debemos adiestrar
para hacerle frente a lo que duele, a lo que pena,
a ese tránsito que agota y que no desearíamos caminar.

Es ahí cuando la vida pide pruebas de que queremos viajar en ella.
Sin cadenas, sin pandemias que consigan al alma aquietar para mal
asegurando olvidar que este viaje, en cada instante, hay que aprovechar
para descubrir muy de adentro esa novedad bondadosa que hará bien de aprender,
y compartir para que muchos tengan parte en este viaje sin igual.

coqueta distancia

mujer en contemplacion - Dali

Mi enredado corazón
de tus labios se ha prendado.
Del sabor de tu inocencia
que esquivamente has convidado.

No tiene remedio
mi paciencia que se enferma
al jugar por las noches
a adelantar los relojes.

Espero no me robe el tiempo
en donde se dé el episodio
que entre abrazos de amores
platiquen los corazones

}i{

noche mágicaHabitando la magia
aquel espacio en donde la intuición es guía asertivo
en donde la conciencia despierta sus colores de luz
y el universo conversa amablemente
enseñando su inequívoca bendición.

Deshabituando las torpezas
que conducen ciegamente las conciencias
desconociendo irrespetuosamente
el lugar que se nos ha conferido,
desconocido en la ignorancia.

como un niño

niñosComo un niño juego a inventar mundos
y a desarmar otros revolviendo sus piezas.
Hago castillos con los desechos que han dejado otros
y donde otros nada ven, configuro galaxias para recorrer con mi astro nave.
Me permito colorear sin respetar culposamente ninguna frontera,
y soy conocedor de árboles violeta y de elefantes que navegan dentro de botellas.

Por ser niño es que poseo algunas licencias
como las de desconocer aquellas añejas estructuras que en su arrogancia
se dicen conocedoras de todo mientras se arrastran con su ignorancia.
Lloro por ello, pero ya se me pasa,
porque no hay tiempo para lamentos cuando el asombro me rebalsa.

Como niño me lo pregunto todo y no doy nada por obviado
me reconozco humildemente en la inocencia que, no ingenua,
me enseña a redescubrir la Verdad entre lo aparente.