permiso para la locura

locuraSe perdió la locura.
Se le extravió entre los distraimientos
entre los dolores y el programa de sufrimientos.
Entre las murallas de cemento y el pavimento.
Se le perdió por miedo, entre medio de algunas chauchas
dentro de algún bolsillo perro olvidado en aquel pantalón
que nadie se pone por falta de corazón.
Se le perdió de vista cuando fue acusada de perder su valor
por aquel mercado tirano que tranza sus miedos
con el descaro de su cordura.
Se pierde la locura y nadie dice ni hace nada.
Apáticos, indiferentes, resignados…
damos la espalda, abandonando la promesa sabia de ser cuanto Somos,
la locura que nos da valor por sí mismos.
Ahora despreciada, desacreditada,
yace oculta a los ojos de quienes mendigan la razón.
Pero yace íntegra, para todo quien se de permiso para la locura.

un espacio


Que haya un espacio para descubrir
y, por qué no, redibujar el firmamento.
Un espacio para distanciar la cordura de nuestra vital pasión.

Tomarse el espacio para renacer
y atreverse a validar nuestro espacio.
Un espacio para este cantar, una pausa para reentonar la vida.

hasta mañana

amanecer atardecido

Nada más que un amanecer invertido, el atardecer.
Revuelto de pájaros taciturnos
por echarse a volar al olvido hasta que mañana sea un nuevo día.

Como otras tantas veces
hoy se pone el sol al final de la ciudad.
Al fondo a la derecha, cerca del mar.

Ahí se da la unión de dos titánes,
apagando el uno al otro en embiste vaporoso
hasta mañana, ¿hasta mañana?

certezas

coyuntura

De verosímil, este mundo se hace añicos
De certero el rumbo es que a la deriva vamos
De preciso el verso, es que acallados estamos
De justo y diáfano el pecado nos hace compañía
Y lento entre el ensueño, ya habremos de despertar.