efímero

vaho

Así el tránsito, efímero, como el vaho en la fría mañana
que luego repunta el sol y seca el habla.

Sólo un lapso en su transcurrir finito,
en la proyección de efímeros encantos,
la vida se despliega en su infinito canto.

Los momentos se preceden haciendo valer el gran instante
en que es posible sincronizar lo Uno con el Todo.

Sutil temporalidad contenedora,
fugaz percepción de efímeras presencias.

mujer mariposa

mujer mariposa

Mujer mariposa,
fuiste nacida de rocío,
bañada de frescura y ensueño
que tus alas esparcen por el mundo frío.

De naturaleza alegre y confiada,
tu belleza se nutrió de la simpleza.
Te posaste en mi humilde corazón
y hoy el sol nos acoge en su grandeza.

La frescura de esas tardes, tus tardes,
dieron escena propicia al espectáculo,
ver tu vuelo sutil como la brisa
y el sentimiento en nuestras almas abrazado.

Me impregné de tus aromas -polen de amor- y tus caricias.
En tu mirar admiro profundo el firmamento
y en el fondo-fondo, aunque no tan lejos,
el destino al que tú y yo hemos dado vuelo.

Eres frágil mariposa que en mi corazón revolotea.
Eres sencilla bella niña, eres luz de buenos días.
Te siento así, te siento nueva y tierna mariposa
que has abierto ya tus alas para a mi cautivar con tu hermosura.

Mujer mariposa, tan fecunda de brío,
Compañera constante, me haces sentir vivo.
Bajo el cobijo de tus alas mi corazón a hecho nido,
y el suspiro compartido sabe de lo nuestro, amor mío.

* Ilustración de Rafael Edwards

sal a bailar tu vida

vuelo

Echate a volar, suelta amarras.
Desata todo obtuso nudo que pueda detener tu andar.
¿Viste? Brilla el Sol a sus anchas.
¿Por qué habrías de no permitirte el gozar de su esplendor?
Sal a bailar tu vida y que cada día juegue contigo tu alegría.
Llora, ríe y canta como si fuese el primer día
en que las alas del Amor te han enseñado el don de despegar.

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abro puertas

Puerta del Sol
Puerta del Sol

Abro puertas a infinitas posibilidades.
Tomo las que me son asequibles, las que me corresponden y merezco.
Creo en todo, también en el odio
y así me permito sentir el Amor.
Comprendo el viaje, sintiendo, siendo parte de la totalidad.
Me sumerjo en la inmensidad contenedora,
dejándome abrazar en su gracia, en su bondad, en su abundancia.
Regenero mi divinidad
transmutando la pesada carga de otro tiempo.
Aprendo a navegar este mar
y entre paradojas es que me sumerjo
probando en ello mi capacidad de nadar y flotar con amor.